La importancia de la industria energética nacional radica no solo en su obvia relación con el desarrollo del país, sino en su impacto sobre la economía y aporte al cierre de brechas, pues permite mejorar la equidad mediante la financiación de proyectos de desarrollo a través de regalías, impuestos y dividendos. Así como a través de inversión social voluntaria y obligatoria, empleo y contratación de bienes y/o servicios.
No obstante, en la actualidad la percepción que se tiene de la industria es en gran medida negativa por su “aparente” contribución sobre las emisiones de Co2 y el impacto sobre el calentamiento global y cambio climático, algo bastante alejado de la realidad. Para el 2018, cerca del 54% de las emisiones, según Our World in Data, provienen del sector agropecuario, silvicultura y uso de suelo. Sin mencionar que Colombia ocupa el puesto 144 sobre los 193 países que reportan emisiones y cuenta con la sexta matriz energética más limpia del mundo, un 70% conformada por agua. Nuestra contribución es del 0,35% sobre el total de emisiones en el mundo.
Así las cosas, el discurso sobre las energías solar y eólica actualmente es poco preciso, porque desvía la atención del foco a corto plazo, incidiendo a mediano plazo en la consecución de la meta al 2030 de disminuir el 51% de las emisiones de GEI. Se le está prestando una atención desmedida al sector eléctrico, por ejemplo, cuando podemos actuar sobre sectores no energéticos con mayor relevancia como la deforestación o el agro y en un tiempo coherente con los acuerdos de París.
De acuerdo con la iniciativa de transparencia del sector de hidrocarburos -EITI-, solo en el 2020, el aporte total de la industria al país fue de 14 billones de pesos, recursos que bien invertidos generan valor compartido y brindan la oportunidad de transformar entornos con inclusión social y sostenibilidad ambiental.
Principales retos de la actividad en Colombia desde el entorno sostenible
Desde el entorno actual se vislumbran retos importantes que la Industria debe tener en consideración:
-Implementar métricas comunes para mostrar el impacto de la Industria, por ejemplo, implementar el indicador de retorno social de la inversión que divulgue el impacto en términos de los ODS.
-Gestionar adecuada y oportunamente los impactos en un escenario de cumplimiento de DDHH en clave de Consultas Previas, Licencias ambientales y más recientemente en un escenario de ratificación del acuerdo de Escazú. (Le podría interesar: Por el bien mayor).
-Analizar preventivamente el impacto de la ratificación del acuerdo de Escazú en cuanto al posible veto de comunidades y activistas por desconocimiento del alcance de los proyectos e impactos ambientales.
Guillermo Pattigno O., Presidente ACD Consultores.
Especial EMPRESA
Debemos unirnos como en torno a un sector que soporta los ideales y posibilidades de seguir construyendo país de forma responsable con el entorno”.
