Por dedicarse principalmente a la infraestructura, KMA Construcciones no sufrió con fuerza los embates de la pandemia, sin embargo sí requirió del tesón de sus directivos para seguir trabajando, acompañar a su recurso humano y mantenerse con ganas de seguir creciendo. Menzel Amín, presidente de la compañía, cuenta cómo ha sido el camino en medio de la incertidumbre generada por la pandemia. 
¿Cómo contribuye KMA al desarrollo de Cartagena?
Creando proyectos y mudando la empresa 100% a Cartagena, generando microeconomías con personal de Bogotá y de esta ciudad, este es nuestro legado más reciente. KMA es una empresa constructora familiar que se fundó en Bogotá hace 20 años.
¿Cuál es el panorama de la compañía tras la pandemia?
Afortunadamente la compañía se vio afectada levemente porque siendo del sector de infraestructura, un motor importante de la economía, nos tocó reactivar operaciones a las tres semanas de haberlas suspendido. La afectación nuestra estuvo en el orden de ingresos del 20%. No fue un 2020 bueno, pero nos fue bien, es una paradoja pero es la realidad. Salimos bien librados.
¿Qué decisión fue positiva y cuál fue la más difícil que enfrentó para disminuir los efectos de la pandemia?
La más difícil y estresante fue iniciar 100% la presencialidad desde el 13 de abril 2020, autorizada por el Gobierno. Por estar nuestra gran población en varios proyectos a lo largo de toda Colombia, no nos parecía justo que nuestros compañeros de trabajo se expusieran en el campo, mientras nosotros estábamos en la virtualidad, por ello todos los cargos corporativos nos reintegramos, a excepción de las personas con comorbilidades y por edades. Y endeudarnos fuertemente en esos meses pensando el peor escenario posible, gracias a Dios no sucedió.  Lo positivo del resultado de esa decisión compleja, la empresa pese a la enorme recesión 2020-2021 hemos estado en un 80% u 85% de productividad, no llegamos al 100 por las  dificultades de las cuarentenas de todo el territorio nacional.  Nos adaptamos al cambio, a la pandemia y a las situaciones, y el resultado ha sido positivo. En términos económicos, KMA decreció en términos de venta pero se mantuvo rentable y con ganas de seguir creciendo. (Lea también: “La vida y las empresas siguen, eso significa que continúan las oportunidades”: Ambrosio Fernández, director general de INGECOL S.A.S.)
¿Qué estrategias considera que deben aplicar las empresas afectadas?
Es una respuesta con una mezcla de posibilidades. A los que quebraron que no pierdan la fe de volverse a endeudar y extender los créditos, no tienen otra salida. Tienen que saber que no habrá utilidades o serán para pagar los créditos, es ese sacrificio que no nos gusta hacer pero tienen que pensar estos cinco años en la empresa y no en los socios, para que puedan salir a flote o salgan adelante. La reinversión es importante en estos casos.
¿Cómo vislumbra el futuro de la economía en la región?
Hay mucho potencial en la ciudad y el Departamento, pero en lo que más se debe enfocar Cartagena es en la creación e inversión de proyectos de largo plazo. Además, la región debe trabajar más unida.
¿Puede una empresa salir fortalecida de esta crisis?
Sí. Hay temas que la pandemia potencializó positivamente como el trabajo virtual, las conexiones y el futuro. La conectividad nos permite tener reuniones todos los días y a toda hora con regiones apartadas de todo el país sin la necesidad de desplazarnos.
¿Cuál es la fortaleza de KMA?
 Nuestra mayor fortaleza es la reinversión en la empresa y en el recurso humano. Hemos desarrollado algunas de las megaobras de infraestructura más importantes para Colombia. KMA fue creada hace 20 años, es una empresa familiar de construcción mayoritariamente, trabajamos en infraestructura, además de temas inmobiliarios y en la industria.